II. PUNTO DE PARTIDA

II. PUNTO DE PARTIDA

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La dieta y el ejercicio pueden influir en nuestra genética retrasando el envejecimiento y mejorando nuestra calidad de vida, es decir, vivir más y mejor

Hábitos saludables.

Para tener un envejecimiento satisfactorio se debe tener una nutrición óptima, adaptada a las distintas etapas de la vida, y una dieta equilibrada, rica y variada.

El 40% de la población europea de más de 70 años tiene déficit de proteínas y de vitaminas, y esto conduce a la fragilidad. La alimentación puede revertirla.

ejercicio

Ejercicio
moderado

fumar

No
fumar

fruta

Cuatro piezas
de fruta
o verdura
al día

La dieta de los 100 años.

No existe una dieta ideal para llegar a los 100 años, pero sí una que nos ayude a prolongar la vida hasta quince años más.

No siempre es fácil que a través de la alimentación se cubran todos los requisitos nutricionales de los mayores. Los alimentos ricos en proteínas suelen ser caros y difíciles de cocinar y de masticar. Por eso puede ser necesaria la ingesta de suplementos multivitamínicos y proteicos específicos, siempre bajo supervisión de un profesional de la salud.

Otro factor importante que condiciona la buena alimentación es la absorción de nutrientes. Las personas mayores sufren alteraciones de la microbiota (flora intestinal), lo que ocasiona que las conexiones entre intestino y cerebro puedan verse modificadas.

El doctor José de Letamendi (1828-1897), catedrático de Anatomía en Barcelona y de Patología en Madrid, filósofo y pedagogo, describió en esta décima su receta para llevar una vida sana y llegar a los 100 años:

Vida honesta y ordenada,
uso de pocos remedios
y por todos los medios
en no alterarse por nada
.

La comida, ordenada,
ejercicio y distracción,
no tener nunca aprensión,
salir al campo algún rato,
poco encierro, mucho trato,
y continua ocupación
.

Curiosidadcuriosidad

¿Conoces la relación entre
microbiota, intestino y cerebro?

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La existencia de un eje cerebro-intestino-microbiota se basa en el alineamiento dinámico entre estas partes del cuerpo de forma que permita a la microbiota intestinal influir en la actividad del sistema nervioso central y del cerebro y, por tanto, en actividades cognitivas, tanto conscientes como inconscientes.

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